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El gusto colectivo por el dulce del país está evolucionando y madurando a medida que los consumidores buscan opciones más saludables sin renunciar a sus caprichos más íntimos. No sólo buscan platillos elaborados con menos azúcar, sino que se están volviendo más exigentes en cuanto a los ingredientes dulces. Los restaurantes pueden aprovechar la tendencia a prescindir del azúcar refinado, el jarabe de maíz de alta fructosa y los edulcorantes artificiales incorporando alternativas naturales. Ingredientes como el sirope de arce puro, el sorgo, el azúcar de coco, los extractos de cebada malteada y el zumo de fruta 100% añaden un sutil dulzor y profundidad de sabor, a la vez que presentan valores de índice glucémico más bajos que los azúcares procesados. La transparencia de los menús y la narrativa culinaria para sentirse bien también contribuyen a potenciar los perfiles de las fuentes alternativas de dulzor. Por ejemplo, el uso de la miel puede apoyar una historia de ingredientes locales y sensibilizar sobre la sostenibilidad y los hábitats de las abejas. Y las posibilidades culinarias son notables: según Flavor & The Menu, hay más de 300 variedades de miel, cada una con sus propias notas de sabor, aroma, color y textura. El agave es otro edulcorante versátil que está causando un gran impacto, con un crecimiento tremendo en los menús (80% sólo en los restaurantes de alta gama), ya que aparece en bebidas, salsas saladas, aderezos para ensaladas y batidos.
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